martes, 28 de enero de 2014

Ella

Llego y allí está, con su melena rubia ondeando al viento, perfecta, extremadamente sexy... ¿Qué más se puede pedir? Y me sonríe, y sé que es mía; yo siempre suya.
Sus ojos verdes, pero marrones al mismo tiempo, me miran inquietos y yo la observo, me acerco y la abrazo... Me besa, la beso.

Así empiezan nuestros días, siempre.