Un deseo inconcebido,
un instante anodino,
un amor incomprendido,
un susurro en el oído.
Aquellos tristes días en que tú, angel terrible,
placer humano, sonrisa de acero,
estiraste hasta la rotura mi corazón,
mi amor por ti murió.
Ahora solo queda un amargo recuerdo enterrado,
triste y exiguo final olvidado,
un alma rota y derrotada en un abismo de palabras solas y sin sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario