Admiro a las personas libres, que hacen lo que quieren, que no dan explicaciones, que se visten cómo les gusta y que son independientes.
Podrían girar sobre un pie y dejar que las hojas del otoño volasen a su alrededor. Podrían dar de comer a palomas en sombreros de fieltro mientras leen un libro. Podrían ayudar a otros solo por amor. Y todo ello sin que les importe realmente lo que tú o yo pudiésemos pensar.
Avanzan hacia el amor en todos sus sentidos, lo viven intensamente, y la gente corriente suele decir que están locos, pero un pajarito me dijo que las mejores personas lo están un poco. No se quedan demasiado tiempo en el pasado, continúan hacia delante, sintiendo cada trocito del presente como lo mejor que tienen, porque este momento es lo que realmente tenemos, y no hay más.
Y es que se quieren más que nadie, están enamoradas de sí mismas, y por eso hacen lo que les gusta. Atraen miradas, por igual, de admiración y odio infinitos, aunque no hagan nada a nadie. Ellos no caen en el "para siempre", en "te quiero para siempre". Eso no existe. Ellos piensan "te quiero ahora" y "vayamos a la playa ahora". "¡¡VIVAMOS AHORA!!"
Ellos son los que se atreven a probar, que saben que ganar no es lo importante, sino participar. Creo que son las personas más valientes que existen. Y, símplemente, saben que llorar y reír no son sinónimos a fracasar y triunfar. Todavía queda un mañana y, aunque no quedase, eso no lo sabemos, así que vivamos y hakuna matata!
Ellos son los que se atreven a probar, que saben que ganar no es lo importante, sino participar. Creo que son las personas más valientes que existen. Y, símplemente, saben que llorar y reír no son sinónimos a fracasar y triunfar. Todavía queda un mañana y, aunque no quedase, eso no lo sabemos, así que vivamos y hakuna matata!

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