Tantas veces que nos despedimos aquí y hoy, quizás, sea una de las primeras en la que no lo hacemos y te echo de menos.
Dependemos de la rutina, funcionamos con ella y pronto mi rutina será no verte, que no te despidas de mí con un casto beso al subirme al tren, que seas invisible y no estés.
Pero hoy te sigo echando de menos, y me acuerdo de todas las veces, de cómo esperabas hasta que el tren desaparecía, y conversábamos en la puerta deslizante, y me despedía de ti formando con mis manos un corazón tras la ventana. Creo que esto siempre lo recordaré con cariño. Fue bonito.
Pero hoy estoy aquí sentada, leyendo un libro que quizás te gustase y pensando en tantas cosas que podrían haber sido y no fueron...
Busquemos un futuro mejor.
lunes, 16 de mayo de 2016
Tren
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