martes, 17 de mayo de 2016

No quiero un colchón

Si me dijeses que volviera, volvería.

No quiero que cada vez que lloro, estoy triste o tengo pensamientos negativos, agarrar a alguien y llorar como si fuese mi colchón. No quiero una persona que sea mi colchón. Yo quiero ser mi propio colchón, darme ánimos y decirme que puedo, que no pasa nada, que siga adelante.
Quiero irme de aventuras y necesito tener claro las cosas que quiero, para que no se tropiecen unas con otras. Por ejemplo, no puedo querer un trabajo de 8h si tengo clases de inglés, etc.

Quiero ser capaz de, como ayer, irme de aventuras sola, a lo loco, sin que nadie me importe, solo yo.

Fui a Colón sola, ¿sabes? Y me sentí muy orgullosa, porque no necesité que estuvieses ahí. Quiero ir a la Rábida otro día, también sola. Llevo como 3 años viviendo allí y nunca me atreví. Te estaba esperando. No quiero esperarte, ni que me esperes.

Y, a pesar de todo, aunque tal vez ni leas esto, te sigo escribiendo. Una parte de mí sigue confiando en ti, pero puedes irte. Debería empezar a escribirle a otra persona. Quizás a mí misma.

Me da miedo pensar que dejemos de tener complicidad. Aunque en realidad ya la hemos perdido. Ya no hay nada que perder, así que si algo tiene que cambiar, solo puede ir a mejor.

Necesito cambiar de actitud, hacer una cosa y no dos a la vez, porque me está estresando muchísimo y no puedo con todo.

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