Muchas veces rememoro cuando nos tumbábamos en tu sofá, una sobre la otra, y nos abrazábamos. O cuando me preparabas el desayuno por la mañana y te abrazaba por la noche después de un día largo. Me encantaba ir al cine contigo y hacer preguntas sobre todo. Me enseñaste un mundo distinto, nuevo, fuera de mi zona de confort, y me hiciste comprender otra forma distinta de ser, que me gustó más que la mía y me la quedé. Me acuerdo de los errores tontos que cometimos, al ser amantes inexpertas, de nuestras cenas románticas...Y es absurdo, pero ahora me río de lo tonta que fui tantas veces por ponerme nerviosa. Fue divertido en realidad, lo reconozco.
¿Sabes? Creo que siempre vas a estar en algún lugar muy especial dentro de mí. Fuiste mi primera vez en muchos sentidos.Y es, quizás, por eso, por lo que me arrepiento tanto de haberte hecho daño. Sin embargo, había cosas que no se sostenían ya por sí solas, y nos estábamos destruyendo. En estos casos, siempre es mejor cortar. Eso es algo que he aprendido contigo. No nos hacíamos felices. Ni tú a mí, ni yo a ti.
Aún te sigo queriendo. No sé si alguna vez dejaré de hacerlo, pero tenemos que cumplir sueños y… ni tú puedes hacerlo por mí, ni yo por ti.
Aquella ciudad no era mi destino y yo me sentía atrapada. Dejarlo ha hecho que vuelva a sentir pasión, pasión por una vida que estaba enterrando, sin darme cuenta, a tu lado. Vuelvo a luchar por lo que quiero. Y no te lo niego, me da rabia haberte dejado atrás, que no puedas acompañarme… Pero tu camino va ya en otra dirección del mío. No sé si volverán a cruzarse alguna vez, no sé si nos volveremos a ver. No sé si volveremos a ser algo más que nada. Pero quiero que, por encima de todo, seas feliz. Te lo mereces. Quiero que cumplas todos tus sueños, que vueles, que te liberes y que arrolles con tu increíble personalidad. Porque sí, la tienes. Eres perfecta y preciosa tal como eres.
Y yo,
ya sabes, haré lo mismo. ¡Hasta la vista! ❤

No hay comentarios:
Publicar un comentario